viernes, 30 de enero de 2015

Las vidrieras en la Edad Media


        Coincidiendo con la aparición de la arquitectura gótica, empieza a desarrollarse el arte de la vidriera en la Europa medieval, aunque este elemento ya había aparecido en época románica. Durante el Gótico se dará el momento de máximo desarrollo y esplendor de este arte del vidrio, sobre todo en el siglo XIII. La decoración con vidrieras tendrá desarrollo hasta el siglo XVI, siglo en el que los gustos estéticos cambian para dar paso al redescubrimiento de la Antigüedad Clásica y a la imitación de sus formas. Sin embargo, la vidriera será puesta de nuevo en valor en el siglo XIX gracias a los prerrafaelistas y posteriormente con el movimiento Art Nouveau. En Europa, las vidrieras más antiguas que poseemos pertenecen a la catedral de Augsburg, Alemania, datadas en el año 1065.

Vidrieras de la Catedral de Troyes, Francia.

El profeta Daniel en una de las vidrieras
de la catedral de Augsburg, Alemania. 1065
      Con la aparición del Gótico la arquitectura reduce sus muros, las construcciones se hacen mucho más ligeras y diáfanas, y las paredes dejan de ser unos muros gruesos y compactos para pasar a ser simples contenedores de vidrieras. Vidrieras que cumplen una doble función: ser transmisoras de la luz exterior hacia interior del templo, y continuar con la labor didáctica de las pinturas murales que se estaban dando en las catedrales románicas. Y esque no hay que olvidar que la inmensa mayoría de las personas en aquella época del medioevo no sabía leer, por lo que estas pinturas eran las encargadas de enseñar las Santas Escrituras. Al fiel se le enseñaba por medio de la iconografía reflejada en pinturas y esculturas. Las iglesias y catedrales eran un libro contenedor de las historias de la Biblia. En ellas aparecían reproducidas todas aquellas lecciones que el fiel debía conocer.

    Para el hombre medieval la luz era una manifestación divina, y entrar en el interior de una catedral gótica le hacía transportarse a un lugar irreal, era una manifestación del Jerusalén celeste en la tierra, una construcción con la imagen de las palabras de Dios inundándolo todo con una luz trascendente que lo alejaba por un momento de sus miserias y penurias terrenales. Se sentía como en la casa de Dios, como en el Cielo.

Vidriera de la Catedral de Chartres, Francia. 
          Las vidrieras, realizadas con vidrios de colores, plomo, hierro, grisalla y esmaltes, tenían una compleja técnica de realización. Lo primero de todo era la elaboración de un esbozo con el dibujo que finalmente tendrá la vidriera. En este esbozo se dejará preparada la disposición de las imágenes y los colores que tendrá el conjunto. Una vez que el esbozo es del gusto del comitente de la obra, se pasa éste a las medidas definitivas y se definen las líneas donde irá el emplomado. Este dibujo se copiará una vez más y se recortarán las diferentes piezas, que se utilizarán una a una como guía para el corte del vidrio. A continuación se realiza el vidrio de colores, cuyo resultado es una plancha grande y fina. Esta plancha se irá cortando con hierros candentes según las guías que se habían obtenido anteriormente y se procede al emplomado. Este paso consiste en insertar cada parte de vidrio en unas fajas de plomo acanalado con forma de H. El plomo es muy maleable, por lo que es ideal para las formas irregulares de los vidrios, adaptándose perfectamente a sus contornos. Finalmente, se une a la estructura de hierro que hace las veces de marco de la representación y ya puede colocarse sobre las ventanas, reforzándose con una armadura de hierro las vidrieras que son de grandes dimensiones.
Difuminación de la grisalla en la
realización de una vidriera moderna

            Los detalles como los cabellos, el rostro, o los pliegues de los ropajes se dibujan con grisalla. Se trata de una técnica en la cual se mezcla un polvo de óxido de hierro con un disolvente. El resultado de esa mezcla se extiende por medio de un pincel con agua, vinagre y el aglutinante necesario, compuesto por goma arábica o resina. De esta forma se van dibujando los detalles que sean requeridos y se introducen las láminas de vidrio en el horno para que la grisalla penetre en la pasta vítrea. Los efectos difuminados se consiguen raspando con pinceles ásperos las diferentes partes del dibujo.  

          La gran mayoría de las vidrieras estaban colocadas en catedrales o edificios cortesanos. Pero a partir de mediados del siglo XIV comienzan a aparecer también en parroquias urbanas realizadas por medio de encargos de la burguesía, clase que se estaba convirtiendo en el motor de las urbes medievales.

         En España, las vidrieras más antiguas están realizadas entre 1200 y 1220. Son las pertenecientes a la iglesia del monasterio cisterciense de las Huelgas, en Burgos. Aunque la Catedral de León es la única de las catedrales góticas españolas del siglo XIII que conserva su programa de vidrieras completo.

Vidrieras del Monasterio de las Huelgas (izq.) y vidrieras de la Catedral de León (drch.)
           


         En el siglo XIV las vidrieras aumentaron su tamaño y ganaron naturalidad gracias al perfeccionamiento de la técnica, utilizando colores más claros y luminosos. En este siglo también se recogieron cada vez más ideas de los pintores flamencos, pintores que en aquélla época se encontraban a la cabeza de la pintura en toda Europa. Se adaptaron las vidrieras a su estilo, pudiéndonos encontrar maravillosas muestras como las de la Catedral de Bourges, muy influídas por la pintura de Jan van Eyck. 


Vidrieras de la Catedral de Bourges, 1451.

       
      Posteriormente, en el Renacimiento las vidrieras se vuelven menos transparentes y brillantes a causa de estar realizadas en una sola pieza de vidrio incoloro que después se pintaba con esmaltes, volviendo el vidrio menos translúcido e impidiendo la entrada total de luz.

        Uno de los conjuntos más impresionantes de vidrieras sea, quizá, el perteneciente a la Sainte Chapelle de París, de un estilo gótico en el que las paredes han dejado prácticamente de existir para dejar paso a las enormes vidrieras que crean un espacio mágico e irreal.

Sainte Chapelle de París.


Sainte Chapelle de París.

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