viernes, 9 de enero de 2015

Perséfone y el reino de los muertos.

      

Hades con el can Cerbero
      Según la mitología griega, al repartirse los Cíclopes el dominio del Universo, a Hades (Plutón en la mitología romana) le correspondió reinar en el inframundo. Es el rey de los muertos, incluso da su nombre al lugar donde residen las almas. 

     Hades vive en los infiernos junto al barquero Caronte y el can Cerbero, quienes lo ayudan en sus dominios de ultratumba. Caronte, un anciano de barba blanca y ojos llameantes, con una capa anudada al cuello, es el encargado de llevar las almas a través de los ríos que separan el reino de los vivos del de los muertos. Este trabajo no lo hace gratis, ya que cobra un óbolo a cada alma para poder transportarla. (De aquí la costumbre que se tenía en el mundo antiguo de enterrar a los difuntos junto con una moneda para que pudieran pagar este servicio al barquero). Pero Caronte no lleva a cualquier alma. Se abstiene de transportar aquellas almas que no han recibido las honras fúnebres debidas, y tampoco a aquellas pertenecientes a muertos insepultos. Estas almas son condenadas a vagar por las orillas del río Cocito durante cien años antes de poder ser admitidas en el Hades. Río cuyas aguas están formadas por las lágrimas de todos estos muertos condenados. Miguel Ángel, el gran artista del Renacimiento, también plasmó a Caronte llevándose las almas de los condenados en su Juicio Final de la Capilla Sixtina. 

Joachim Patinir. Caronte atravesando la laguna Estigia. ca.1520-24.
Museo Nacional del Prado.

      El otro ayudante en el inframundo, el can Cerbero, es un perro con tres cabezas y cola de serpiente cuya mordedura es venenosa. Se encarga de impedir la salida de los muertos del Hades, así como la entrada de los vivos, aunque en una ocasión Orfeo consiguió amansarlo con la música de su lira, pero esa es otra historia que ya contaremos. En cuanto a este can, su significado ha llegado a nuestros días en la figura del portero de fútbol, también llamado cancerbero, que, como en el Hades, defiende la entrada de sus dominios, en este caso su portería. 

Bernini. El rapto de Proserpina.
1621.
      Hades estaba enamorado de Perséfone (o Proserpina, si nos referimos a los mitos romanos), que era hija de su hermana Deméter (Ceres en Roma), diosa de la tierra cultivada y de Zeus (o Júpiter). Un día Hades decidió raptarla mientras recogía flores en una pradera junto a una ninfa. Cuando la muchacha, admirada por un narciso, fue a recogerlo, la tierra se abrió y apareció Hades, llevándosela a la morada de los muertos. Allí, su raptor le da a comer un grano de granada, para que de este modo no pueda volver al mundo de los vivos. 

      Deméter, desconsolada por la pérdida de su hija, decide bajar del Olimpo y buscar a Perséfone por toda la tierra, pero su búsqueda no da resultado, y la diosa olvida sus obligaciones, dejando de bendecir los campos, en los cuales dejan de brotar las plantas, las cosechas y la vida. Todo está estéril. 

Bernini. El rapto de Proserpina.
1621. Detalle.
Rossetti. Proserpina. 1874
       Zeus, alarmado por este hecho, envía a todos los dioses para convencer a Deméter de que vuelva al Olimpo, pero ésta se niega. Como último recurso, Zeus envía a Hermes ante Hades para que consiga que éste devuelva a Perséfone, pero puesto que ella ya había comido el fruto de la granada, no podía volver a la tierra. Al final, llegan a un acuerdo: Perséfone pasará la mitad del año en el Hades y la otra mitad en el Olimpo con su madre.

       De este modo se explica el origen y ciclo de las estaciones. Cuando Proserpina pasa el tiempo con su madre, todo es vida y alegría, y Deméter cumple con sus tareas sobre la tierra y los cultivos (es el tiempo de la primavera y el verano). Pero, durante el resto del año, Perséfone habita las moradas de ultratumba, y Deméter, debido a la tristeza que ello le produce, deja de ejercer sus obligaciones como diosa, apareciendo la devastación en los campos (otoño e invierno).

      Iconográficamente, Hades es representado normalmente en un carro de oro con el cuerno de la abundancia en la mano, y a Perséfone con un ramo de narcisos, ya que era la planta que estaba recogiendo cuando fue raptada. O con una antorcha en la mano. También se le representa en un carro tirado por caballos negros junto a Hades.


Miguel Ángel. Juicio Final. 1536-1541. Capilla Sixtina.
Detalle de Caronte

Miguel Ángel. El Juicio Final. 1536-1541. Capilla Sixtina





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